Arriba las chicas!!!

El poeta Virgilio Carmona decía en sus letras que luego fueron zamba: “Para las tucumanas, mujeres galana, naranjo en flor. Todo lo que ellas quieran, que la primera ya terminó”. Quizás en su bohemia el creador de “Al Jardín de la Republica”, haya escrito generalizando, en una apertura de expresiones, donde la mujer tucumana busca y merece su lugar dentro de todo ámbito. Siempre más allá de su belleza.

Pero saliendo del análisis general y afinando la mira hacia el rugby femenino mismo, las mujeres que juegan rugby en el NOA, ganaron un lugar merecido y por primera vez estuvieron en el Seven de Tafi del Valle. Las mismas, embanderadas desde antaño por la pujante Mirta Cabrera y la contemporánea Rita Cazorla, han encontrado un rincón exponencial sin precedentes y que marcó un punto cardinal donde le fueron señalado al resto del rugby femenino para donde y como apuntar. Una receta que tiene una gran cuota de paciencia, constancia y sudor sacrificial.

El origen

Las “Huarmis” de Cardenales, pioneras en Tucumán, fueron derrumbado prejuicios de un sector de rugby machista y con honores, fueron el espejo donde muchos clubes inclusivos de la región se fueron reflejado.

El lugar obtenido no fue fácil de lograr y mucho menos la aceptación general. Aunque aun la totalidad de los clubes no disponen de rugby femenino, ya sea por idiosincrasia o por que no se lanzan a trabajar en ello, el respeto que profesan para con el rugby de mujeres, es indisimulable.

Ellas siguen escalando y no parecen tener techo en sus diferentes metas y pretensiones. Las mujeres no buscan “competir” con los hombres en un idéntico deporte. Solo buscan consolidar y jerarquizar su lugar.

El rugby no tiene dos reglamentos. Ni para el masculino, ni para el femenino. El rugby es uno solo. Y ellas saben jugarlo. Por eso están vigentes. Arriba. Bien arriba.