Un paso de jerarquía en el rugby de Tucumán

Por Patricio Guzmán

Así como un edificio debe cavarse con anterioridad en su suelo y comenzar su edificación desde sus simientes, el rugby tucumano debe darse cuenta que debe, quiere y puede armar un evento de la jerarquía con la que recibió al Toulon de Francia. Para eso el balance final debe ser la premisa. El rugby ha evolucionado desde su juego y debe hacerlo también en sus áreas externas. Fuera del campo y principalmente en la rica camaradería, sociabilización y familiaridad que tiene.

En esa expresión la búsqueda personal queda relegada para abrir el juego a todos los que quieran unirse y a los que no ,convencerlos. La Unión de Rugby de Tucumán ha evolucionado en este evento y así como se cuentan las no tan buenas, también hay que contar las que se destacan.

Tucumán tiene todo para seguir brillando con luz propia, un público magnifico desde lo pasional. Entregado desde su seguimiento al deporte más popular luego del fútbol. Tiene en sus hombres dirigenciales mucho por aprender, por escuchar, por mejorar, por corregir y por hacer. La llegada del rugby profesional en algunas áreas logró que el rugby amateur se vaya jerarquizando, las mentes se vayan abriendo y que la esencia misma del rugby de entrecasa no se caiga, al contrario, se eleve. El respeto, la humildad y la autocritica son las premisas.

La mística desde que rugby apareció en Tucumán hace que el fuego que tiene el rugby tucumano sea casi imposible de explicar. Es un diamante sin pulir, por ser jerarquizado aún más. Para eso, en la autocrítica, en la seducción de sumar al otro y no alejarlo y en la valoración de lo que se tiene, debe trabajar el rugby de una provincia que aún es un diamante por seguir puliéndose en materia ovalada.