La última función de Jaguares

En uno de los sábados más fríos del año, a punto de jugar con uno de los equipos revelación del campeonato, los Jaguares se aprestaban para realizar su última presentación en el Super Rugby edición 2016. No fue un camino fácil.

Fue la vara para medirse consigo mismo, a decir de Creevy. Este año, jugaban contra ellos mismos. El público acompañó, se vendieron muchas camisetas, buen caudal de gente acompañó al equipo y se entró de buena manera en la elite del rugby.

La consigna era vender un espectáculo, y fue lo que se buscó. Al mejor estilo NBA, porristas, bandas de música en el entretiempo, facilidades a la hora de adquirir entradas, fueron un condimento. Para los amantes de la ovalada, era algo más.

Cada fin de semana, ver a los Jaguares enfrentarse con los mejores jugadores del mundo. Imposible borrar de las retinas el offload de aquel partido con Chiefs, como milongueó a la defensa Cheslin Kolbe en aquel cerrado partido con Stormers o el derroche de rugby que fue el penúltimo partido contra Highlanders. La entrada justificada.

Se dirá que los resultados no acompañaron, y es parcialmente cierto. Basta recordar como empezamos el Championship. Hubo triunfos, y muchos triunfos de pequeños pasos, como los jugadores que empiezan a agarrar el testigo.

En esta última función en Vélez se percibe eso, un público que en su mejor asistencia redondeó las 20.000 almas, y en las más flojas las 9.000, no dejó de ofrecer su aliento. Hay mucho por seguir haciendo. El camino está marcado, las buenas ganas, el material y la base, está.