Miércoles 01 de Mayo de 2024

08/10/2023

Mundial Francia 2023

Los Pumas

La tucumanidad al palo

Una mirada a la identificación del ser tucumano fuera y dentro del rugby
Patricio Guzmán

Redactor de Tercer Tiempo Noa

Tiempo atrás, la periodista tucumana Florencia Larrera escribía un descargo en redes sociales con respecto a la tucumanidad. En el mismo, Larrea, corregía y afirmaba: “No es casita de Tucumán, es Casa Histórica. No es disfraz de gaucho, es vestimenta típica. No es empanada de humita, será en todo caso empanada de choclo, la humita es otra comida. Si venís a Tucumán, comé empanadas en serio, las de jamón y queso y las vegetarianas ¡NO SON EMPANADAS!”.

Y agregaba: “No es panqueque con salchichas, es panchuque”. A lo que Larrea describió, se le sumaron muchas afirmaciones que son, fueron y serán una marca registrada. A lo que Atahualpa Yupanqui llamada “Tucumanidad”, cuando recordaba sus viajes a caballo al valle de Tafí, Roberto “Tito” Segura,  llamaba “Ser tucumano” en su zamba “Entre cerró y mar”, cuando se inspiraba en su viaje desde Tucumán a Mar del Plata.

La tucumanidad en el rugby también es una marca de fuego impresa en la piel de su gente. Una bandera donde la lucha, la rebeldía, la vehemencia y la enorme cuota de locura se mezclan con lo actitudinal y el talento innato.

Desde la aparición del primer puma tucumano con Julio Bach en 1976, hasta que el primer tucumano mundialista tuvo nombre, apodo y apellido en la humanidad de Luis “Tumba” Molina en 1987, la provincia donde se decretará la independencia, siempre aportó jugadores de excelencia a Los Pumas. Con más titulares indiscutidos, que suplentes cuestionados, la tierra donde esparció semillas ovaladas el profesor Mario Santamarina, siempre dio brotes de árboles firmes, de bases solidas, de estirpe orgullosa y de entrega desmedida. Difíciles de voltear.

Hoy, la tucumanidad en materia ovalada es el empuje y el afianzamiento de Thomas Gallo. Las ratificación indiscutida de un Nicolás Sánchez, que hace rato dejó de ser “Cachorro”, que aporta su basta experiencia y que juegan hace jugar, silencia a los que dudan y sigue siendo el hombre récord.

La tucumanidad explota por la piernas en la velocidad de Mateo Carreras. Se desgarganta en sus tries y sigue demostrando con juego, que cuando un tucumano juega al rugby, representa a su país por haberse ganado lícitamente un lugar, toma la pelota, no hace otra cosa que correr e ir para adelante.

Los tries, los récords y que el público se levante de sus asientos, eso es otra cosa. Y en este caso, es normal.

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