Sábado 27 de Julio de 2024

22/06/2023

Los Naranjas

Partido Histórico

Los recuerdos del “Cheto”

José Santamarina fue líder y capitán del seleccionado Naranja que batió a Francia por 25 a 23 un veintitrés de junio de 1992. Así recuerda el “Cheto” aquella jornada histórica en Atlético Tucumán, treinta y un años después.
Patricio Guzmán

Redactor de Tercer Tiempo Noa

Fue una noche fría de martes, bajo el cielo gris de un junio lluvioso. En 25 de mayo y Chile, miles de almas fueron testigos de un triunfo épico del Seleccionado de Tucumán ante Francia.

En la voz de José María Santamarina, el “Cheto”, buscamos contar detalles de una historia dentro de la enorme historia. La idea no es caer en repeticiones o refritos, la idea es indagar sobre momentos puntuales para dimensionar la gran conquista.

¿Qué recuerdas de la previa, José?

La previa venía muy complicada si tomamos como referencia que a fines de los 90 dejan de entrenar en seleccionado el tridente de Petra, Castillo y Galindo, tomando el mando el “Mono” Rizzo y Carlos Imbert, en 1991. Rizzo había decidido que “Perico” Merlo no debía seguir como capitán del equipo, busca darle rodaje a otros jugadores en su puesto y me designa como capitán. Ahí se produce un conflicto, ya que la gente decía que el capitán debía ser Pablo Garretón, que por entonces era capitán de Los Pumas. Carlos Imbert, quien nos acompaña dos o tres partidos, deja el staff técnico ante del partido ante All Blacks y el “Mono” suma al notable Gabriel Palou, quien fue símbolo de lo que fue aquel seleccionado, y a Juan Carlos López, que venía haciendo un gran trabajo con Los Tarcos y tenía una gran trayectoria.

Mar de fondo

El “Cheto” es detallista y su memoria está intacta. El líder continúa desmenuzando aquella previa: “En 1991 nos vamos al mundial con Pablo Garretón, Martín Terán, Ricardo Le Fort, Luis Molina, Pablo Buabse y Santiago Mesón, sin nosotros, Tucumán pierde ante Buenos Aires el Campeonato Argentino en Lawn Tennis y se produce un mar de fondo porque el seleccionado venía siendo protagonista en los años anteriores. En 1992 el Campeonato Argentino se traslada a fin de año y el primer compromiso fue el partido ante Francia, todo un desafío.

¿Y cómo llegó el equipo?

Cansado. Teníamos un equipo de personas grandes y veníamos agotados. Con lesiones de Pablo Buabse que prácticamente no se entrenaba, Julio Coria con un golpe en una rodilla y Luis Molina con una molestia en el cuello, llegamos desgastados. Sumado a que Pablo Garretón no estaba jugando en Tucumán porque vivía en Buenos Aires. El domingo previo al partido, me llaman a un entrenamiento a Los Pumas en Santa Fe para lo que sería el test ante Francia y decido no ir porque coincidía con el entrenamiento de Tucumán, donde por primera vez íbamos a estar todos juntos. Hablé con Luis Gradín, quien entrenaba Los Pumas con José Luis Imhoff, y me dio su aprobación de faltar, pero me saca del equipo y se genera un malestar que le molesta al cuerpo técnico del seleccionado tucumano y me terminan confirmando como capitán de Los Pumas B que también enfrentarían a Francia”.

Todas adversidades…

Con esas sensaciones nos encontramos concentrados en el viejo hotel Francia, pero yo tenía una seguridad plena que íbamos a dar todo, porque me bancaba el “Mocho” Palou y los entrenadores me respaldan. En ese tiempo armar Los Pumas era tener que convocar cuatro o cinco tucumanos y al no estar yo en ese equipo se generó un malestar general y a mí una angustia en lo personal. Pero no había tiempo para otra cosa que pensar en el equipo y el partido. No puedo dejar de mencionar algo que también fue parte de los contratiempos del equipo, Martín Terán no estaba en el plantel por estar lesionado y el staff técnico lo llama a Gabriel Terán que no estaba jugando, y termina siendo titular, pero se desgarro a los pocos minutos y entro en su reemplazo el Negro Galíndez”.

¿Cómo analizarías hoy el partido ante el parcial adverso, tu try y los penales de Santiago Mesón?

Jamás volví a ver el partido. No me da el corazón para hacerlo. Solo puedo decirte que más allá de los dos tiempos. En el desarrollo del juego de primer tiempo, Tucumán tenía la posesión, pero Francia hacía penales permanentemente en nuestros mauls, ya que ellos entraban de costado y le decían a Miguel Peyrone, árbitro del partido, que nosotros hacíamos obstrucción en los mauls. Esa situación derivó en golpes y algunas piñas por ambos lados. En realidad había un poco de razón de los dos frentes. Al terminar el primer tiempo le hablé a Peyrone y le pedí en forma enérgica que nos deje disputar en maul y que nos cobre  los penales. Él me pide que mis jugadores no peguen. Le dije que era imposible frenarlos si no me daba los penales. Me terminó diciendo que no hablaba más conmigo y se fue al vestuario, le insistí antes de que se vaya y le aclaré que el partido no iba a terminar si es que no me revisaba las entradas en penales de los franceses en el maul. Que nuestra reacción era justamente porque los franceses hacían penales primero.

Misión imposible

Con su voz semi ronca y la vehemencia que lo caracteriza, Santamarina buscó llevar harina para su costal y agrega: “¿Cómo le podía garantizar a Peyrone que los podía contener a Tumba Molina, Agustín Macome, Pablo Buabse y a Julio Coria? Era imposible. La lucha por la pelota era tremenda”. Con respecto a esa faceta, el “Cheto” afirma: “A partir del primer maul que Peyrone nos cobra, en el primer penal a favor, comenzamos a construir la victoria. Sabíamos de la capacidad de Santiago Mesón para acertar los penales y nos abrazamos al maul para entrar 14 jugadores al ingoal en un try que me tocó hacer, pero es de todo el equipo. Te voy a decir algo que debería cambiar, el try de scrum o de maul, no debería ser considerado un try de un solo jugador. Debería ser dado a todo el equipo”.

¿Cómo viviste los últimos minutos del partido?

La cancha era un hervidero y el griterío era infernal. De todos lados nos gritaban que el tiempo estaba cumplido. No es como ahora, que uno puede mirar el reloj y saber cuánto falta. Seguramente le debo haber pedido a Peyrone que lo termine al escuchar a la gente. Pero en realidad no se lo pedí como un favor, sino desde mi temor a perder el partido.

¿Lograste dimensionar el triunfo en forma instantánea?

En lo inmediato, no. Al terminar el partido partimos con algunos jugadores para concentrarnos en San Juan con los Pumas B. Cuando Peyrone tocó el silbato solo recuerdo la gente y el griterío. Era una locura general. A los años me di cuenta y pude dimensionarlo. Más cuando con Los Pumas no les pudimos ganar en esa serie y los diarios nos criticaban porque Tucumán sí pudo. Le ganamos por primera vez en Francia en 1992. Pude darme cuenta del logro cuando en el Mundial 2015, siendo manager de Los Pumas, me encontré con Sebastián Galthié y Philipe Saint André y me hablaron del partido con grandes detalles. Ahí caí en lo que habíamos logrado. Éramos totalmente amateurs y estábamos más preocupados por pagar la luz la semana siguiente.

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