Nacionales e Internacionales
RECUERDO
Aquellas Felices Pascuas
Cada Semana Santa y con la Pascua como emoción final, el rugby argentino recuerda la gesta de Los Pumitas Campeones de Mundo en el perdido Torneo amateur de la FIRA de de 1993. Aquel grito del final cumple 27 abriles. La de unos jóvenes que revestidos de celeste y blanco que tuvieron un solo grito tucumano en cancha en la humanidad de Hugo Dande.
TERCER TIEMPO NOA, rememora en la voz del hombre de Huirapuca aquella hazaña ante el pelotón Francés, con la capitanía de Santiago “Tati" Phelan y con un Patricio “Colo" Fuselli verdugo e iluminado.
El equipo era dirigido por Leopoldo “Polo" Tahier y Carlos “ Lupín” Lizarraga, quienes llevaron al equipo a la gran final ante Francia en Lille: “ Recuerdo el viaje hasta la cancha, las palabras de los entrenadores en la previa y Tafi Phelan que nos dejó el alma en la arenga del vestuario. Nos saltaban las lágrimas y el corazón nos latía a mil por hora. Fue un momento de mucha emoción antes de entrar al campo, donde todos los seleccionados que habían quedado en el camino nos alentaban ante todos los pronósticos” - recuerda Dande, quién casualmente y por una decisión estratégica, no jugó la final (como los partidos anteriores) de octavo y si de segunda línea, compartiendo dupla con el riocuartense Roberto Mondino de Urú Curé.
Argentina saltó al verde césped con estos titulares: Guerra, Lamas y Coletti; Dande y Mondino; Travaglini, Amuchástegui y Phelan; Picchio y Fuselli; Cerioni, Ledesma, Romat, D’Angelo y Díaz de Vivar. Luego ingresaría Bartolucci.
Un final de película
Argentina era superado por un Francia que tenía 5 minutos para aguantar el 29 a 21 a favor y que debía cerrar el partido para gritar campeón. La historia y el trabajo de delanteros de los argentinos les ahogaron el festejo en un final de película. “Fuselli descontó de penal. Luego, en la última jugada del partido, les scrum cerca del ingoal rival, jugamos por el ciego y el Negro D’Angelo, hace un try junto a la bandera. Estaban empatados. Faltaba la conversión del Colo Fuselli y si le metía ganábamos partido" – evoca Hugo.
- ¿Qué pasó por tu cabeza cuando entró la conversión de Fuselli y luego el final para ser campeones del mundo?
- No quise ver la patada. Se que el Colo estaba tranquilo. Luego me enteré que la pelota pegó en el segundo palo y entró, para pasar a ganar. Llegó el pitazo final y tengo miles de fotos en mi mente. Fui a abrazar a los entrenadores, caí rendido al piso, por mi mente pasaba la figura de mi familia en Tucumán. Recordé a mi club y toda la gente de Huirapuca, a mis amigos del Barrio San Andrés y a mi amigo Leandro Molinuevo que se quedó fuera de la lista del mundial y tranquilamente podía estar a mi lado. Pasó mucho tiempo para tomar dimensión de lo que logramos. Quizás por mi inocencia en aquél tiempo.
-¿Qué virtudes tuvo ese equipo para ganarle a Francia?
- Mientras me a avisaron que me harían una entrevista por este lindo recuerdo, hablé por teléfono con Tati Phlelan, quien recordaba y coincidimos que el partido previo al mundial, ante el Batallón de Joivinelle, fue una prueba de fuego del corazón que tenía ese equipo. Nos golpearon de una forma desmedida y costó la lesión de Fernando Fossatti que se fue con un par de costillas rotas.
“La mayor virtud que tuvimos fue los huevos infernales que pusimos para ganarlo" – cerró Dande. El único con tonada tucumana aquella tarde de Felices Pascuas.